Es jueves. Un jueves cualquiera de una semana cualquiera salvo por el hecho de haber tomado importantes decisiones relativas al trabajo.
Eso es lo malo, lo que te consume. No saber si has tomado las decisiones adecuadas, no todo está en tu mano, quizás deberías...
Has intentado pedir ayuda a pesar de que no sueles hacerlo y ha resultado muy mal. No te han entendido, no te han atendido, no han estado ahí.
Te prometes a ti mismo que no lo volverás a hacer; ¡total, para lo que ha servido...!
Te sumes en un estado depresivo, derrotista, que no es propio de ti y, de repente, suena el teléfono. Quien menos te lo esperas te obliga a salir de casa, de esa casa en la que habitualmente estás tan a gusto, de ese castillo en el que te sientes tan protegido, para escuchar sus problemas o sus dudas que resultan ser mucho más arduas y peores que las tuyas.
Mientras escuchas e intentas ayudar valoras de otro modo tu situación, mides de forma diferente, y acabas dándote cuenta de lo esencial:
has vivido un día más, no has hecho daño a nadie y eres importante para otra persona.
¡Mañana será otro día!
Intentad con todas vuestras fuerzas ser felices
has vivido un día más, no has hecho daño a nadie y eres importante para otra persona.
¡Mañana será otro día!
Intentad con todas vuestras fuerzas ser felices
Gracias por contarnos tus pensamientos. Nunca había pensado que aunque estemos fatal podiamos ser importantes para otras personas.
ResponderEliminarGracias a ti por comentar.
EliminarTe aseguro k la vida me ha demostrado lo importantes k somos para otros, no necesariamente personas cercanas, amigos, ni familiares, y ni siquiera lo sospechamos.
Un abrazo.