La noche transcurría lentamente. Se había desvelado y decidió iniciar una serie de cuentos para aquellos nietos que aún no tenía y que, probablemente, no podría conocer.
Cuento Nº 1: El Valle de Kayleigh
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En el país de las hadas todos estaban muy nerviosos. Pronto comenzaría el nuevo curso para las aprendices de hadas. Todo eran carreras y revoloteos mientras las madres daban a sus hijas consejos de última hora y estas extendían cuanto podían sus nuevas y relucientes alas.
A las 9 en punto las enormes puertas se abrieron y todas las hadas portando cada una su taburete entraron ansiosas sin mirar atrás. Pasaría un año entero antes de que volvieran a verlas.
Nadie reparó en Freddy que, escondido tras un árbol, se había despedido en silencio de su amada Faylinn.
Él también se iba. Marchaba a cumplir su primera misión pero nada ni nadie podría evitar que dentro de un año exacto él estuviera allí para recibirla.
*Si quieres leer otros microrrelatos sobre hadas o participar en #150 palabras, haz clic aquí.
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*Lleva mucho tiempo crecer hasta convertirse en un niño (Pablo Picasso)
ummmmmmmmmm tiene buena pinta... la semana que viene más ¿no? ;)
ResponderEliminarJa, ja, ja...para eso ya te tenemos a ti con La leyenda de las orugas azules, Maite.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana
Precioso pero yo también me he quedado con ganas de más
ResponderEliminarSois encantadoras, pero ahora la pelota está en el tejado de Marta y sus tres palabras para el próximo domingo.
EliminarMuchos besos
Oh, tus microcuentos tienen esa pizca de magia que me falta a mi. AHora a imaginar esa primera misión...
ResponderEliminarO ver cómo le va a Faylinn durante el último curso como aprendiz de hada.
Eliminar¿Para qué llevaría cada una un taburete?
¿Por qué debían pasar todo un año alejadas de los suyos?
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Un abrazo